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Antxon AGUIRRE SORONDO
No hay que olvidar que independiente de las doctrinas “oficiales” de la iglesia, ha existido y existe lo que se llama una “religiosidad popular”, en la cual se han imbricado muchas antiguas tradiciones y creencias precristianas en nuestro acervo cultural. Así por ejemplo se decía que las brujas de Hondarribia se reunían unas veces en las campas que hay junto a la ermita de Guadalupe y otras en el prado junto a la ermita de San Felipe y Santiago para hacer sus “akelarres”.
Pero hoy vamos a hablar de los gentiles.
¿Quiénes eran los gentiles? Se puede definir al gentil como al idolatra, al pagano. Luego será la mitología quien le dote de cualidades excepcionales como veremos.
Se decía que los dólmenes eran las tumbas de los gentiles y por eso se les llamaba “jentillarri” o “sorginarri”. Curiosamente la ermita de San Adrián de Muruzabal del barrio de Galarza (Aretxabaleta) se construyó a unos 20 m. de un dolmen. La de San Bartolomé de Mazmela (Eskoriatza) según nos contaron se construyó sobre un dolmen y “bajo ella existen muchos huesos” nos dijeron. La de Santa Bárbara de Hondarribia se levantó a unos 150 m. de un dolmen.
La ermita de San Antonio de Arandan estaba junto a un crómlech, al igual que la ermita de Arditurri que estaba cerca del crómlech de Arritxurrieta (Errenteria).
La ermita de San Salvador de Deba se construyó sobre un montecito llamado Salbatore-mendi en cuya base está la famosa cueva de Urtiaga, con niveles de la Edad del Hierro, Eneolítico, Neolítico, Aziliense, Magdaleniense, Solutrense y Auriñaciense. Llama también la atención que frente a este monte, casi pegando y con semejante forma está el Andutz, más alto, y con mejores vistas, pero sin cuevas.
Ermita de San Pedro de Elkano, barrio de Aia (Gipuzkoa).
¿Todos estos casos son pura casualidad o se construyeron allí las ermitas “por la presencia” de estos elementos?
Respecto a la iglesia de Nª. Sª. de la Antigua de Zumarraga según la tradición, los gentiles intentaron evitar la construcción de esta iglesia bombardeándola con gigantescas rocas desde la sierra de Aitzgorri. De las piedras que hay en los alrededores de la ermita se decía que conservaban las huellas de los dedos de los gentiles. Barandiarán recogió otra variante: los gentiles convinieron en construir el templo en el lugar donde cayese una piedra lanzada por uno de ellos desde el Aitzgorri, piedra que, según la leyenda, aún permanecería a la vista junto a la puerta de entrada con la marca de los dedos del gentil que la lanzó.
El padre y el abuelo de José Manuel Esnal, de 75 años, del caserío Arbeitas-Txiki, sostenían que la iglesia de San Pedro de Elkano (Aia) fue construida por los gentiles. Según nos contó José Manuel, extraían la piedra de la cantera de Makasta-arrobia, cerca de Zarautz, y la tiraban por el aire hasta su caserío, situado a media ladera del monte, y de allí otros gentiles la arrojaban hasta la zona alta donde se construyó la ermita. Igualmente, José Antonio Aizpurua, de 80 años, nos contó que en su casa se decía lo mismo, aunque con el matiz de que no fue terminada la ermita, pues los gentiles dejaron sin colocar una piedra que nadie ha podido descubrir cual es.
L. P. Peña recogió de boca de José Antonio Manterola —un vecino del caserío Elkanobitarte nacido casi a la par que el siglo—, que efectivamente esta iglesia fue levantada por tres gentiles en una sola noche, uno de los cuales era cojo por lo que le llamaban Kojua: “Comenzada la obra, los dos compañeros del cojo comentaron que aquel les estorbaba. Kojua, que tenía el oído muy fino y les había escuchado, les aclaró que estorbara o no, cargaba más de trescientos kilos al hombro cada vez”.
En Ataun se contaba que cuando los antiguos cristianos iban en romería a la ermita de San Pedro de Urdiain (Navarra), al pasar por encima del barranco al pie de la peña de Layene, veían muchas veces a una gentil que asomaba por un hueco de 1,9 m. de alto y 1,5 m. de anchura que hay en dicha peña, por ello llamado “Jentileo” (ventana de los gentiles).
Ermita de San Pedro de Urdiain y Altsasu (Navarra).
En la ermita de Nª. Sª. de Zikuñaga de Hernani, bajo el altar había un agujero en donde los creyentes introducían la cabeza y rezaban el Credo para curar o prevenir contra el dolor de cabeza. Nos dijeron que este agujero era “de la época de los gentiles”, pues cuando estos se arrepentían de sus pecados introducían la cabeza y confesaban allí, prometiendo cambiar de vida. Aún se recuerda a un vecino que se confesaba consigo mismo de esta forma.
En una publicación sobre la historia de la parroquia del Stº. Cristo de Zamalbide de Errenteria, que firma E. Agirretxe se reproduce un relato recogido de labios de Xalbador Yarzabal del caserío Lubeltza-berri:
Aintzina hartan (auskalo noiz) baziren kristauak eta baita “jentilak” ere inguru hauetan. Kristauen ospakizunik fede ospakizun hori. Eta hala, jentil batek jaunartu edo, hobeki esanda. Jauna hostia konsagratuan ahoratu eta ahoan gorderik etxera eraman omen zuen, ahotik eskura pasata. Etxean lixiba egiten ari omen ziren. Lixiba egiterakoan txorroska (kupela moduko egurrezko ontzi haundi bat) erabiltzen zen eta bertan erropa zikindua egosi edo egiten zen ur berotan.
Jentilak hostia konsagratua lixiba-ontzira bota omen zuen. Eta, orduan, lixibako uretan odol gorria azaldu omen zen. Mirari hori ikusi eta miraria gogortzeko eta opstzeko, Jesus gurutzetuaren irudi hori egin eta kristauek elizatxo batetan jarri omen zuten, Lixibako Santo Kristo izendura berari emanez.
(En aquel tiempo, a saber cuándo, ya existían los cristianos y también los gentiles en estos parajes La mayor celebración de los cristianos solía ser la misa. Los gentiles no podían soportar esa celebración o confirmación de fe de los cristianos Así pues, un gentil habiendo comulgado, mejor dicho llevado la hostia consagrada en la boca y escondiéndola en la misma, la llevó a casa, sacándola de la boca a la mano. En casa estaban haciendo lejía. Para ello se utilizaba un gran recipiente de madera a modo de tonel en el que se cocía la ropa sucia en agua caliente.
El gentil tiró la hostia consagrada al recipiente de la lejía, y entonces, en el lugar de la lejía apareció sangre roja. Viendo el milagro y para conmemorar y celebrar dicho milagro, hicieron una imagen de Jesús Crucificado y los cristianos la colocaron en una pequeña iglesia, dándole el nombre de Santa Cristo de Lixiba (por lejía), nombre que aparece en los documentos antiguos).
Imagen del barrio Araotz, perteneciente al municipio de Oñati, situado en la Sierra de Aizkorri.
J. M. Barandiran recogió como en la ermita de Santailli (San Elías) de Araotz en Oñati los gentiles se humedecían los genitales con el agua que goteaba de las estalactitas de la cueva donde se encontraba la ermita y curiosamente este agua se recogía en un abrevadero o “aska” ya que se creía que las mujeres que tenían problemas para concebir familia si se bañaban o mojaban con este agua rápidamente quedaban embarazadas, creencia que ha llegado hasta nuestros días.
Hay que sospechar que todo esto son restos de creencias precristianas que han llegado, de forma más o menos modificada, hasta nosotros.
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